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Hermanas y hermanos, compañeras y compañeros...


Hoy me toca ser el párroco de la Parroquia Santa Cruz, y me siento muy honrado... Nosotros, los misioneros pasionistas, estamos en el barrio San Cristóbal hace más de 115 años. Por distintas razones, el lugar ha sido un sitio de encuentro. 
En tiempos en que la Iglesia se tomó en serio la historia, allá por 1962 ó 1965, en el Vaticano II, hubo quienes, como Monseñor Angelelli, dijeron: “Me siento feliz de vivir en los tiempos en que vivo; de cambios acelerados, profundos y universales, porque se nos ha dado la oportunidad de crear algo nuevo”. Para nosotros, Monseñor Angelelli, asesinado por el terrorismo de Estado en 1976, es un referente. Lamentablemente, muchos de nuestros obispos muchas veces callaron y ocultaron, y hasta sigue siendo una palabra que molesta la vida de Angelelli. Nosotros, como iglesia de Santa Cruz, junto con mucha gente, quisimos tomarnos en serio esto de vivir estos tiempos de cambios profundos. Y allá por la década del ‘60, los padres Bernardo Hughes, Mateo, Eugenio, Carlos, etc., formaron parte de una comunidad que le puso el cuerpo y quiso tomarse en serio esto de ser parte de la historia y de sus cambios... Es por eso que, por ejemplo, durante el terrorismo de Pinochet –allá por el 73'– venían exiliados a esta manzana; y era en Casa Nazaret, porque había vinculación con Adolfo Pérez Esquivel y con el Servicio de Paz y Justicia a nivel continental. Es decir, ha sido un lugar de refugio, si alguien necesitaba reunirse porque estaba luchando por alguna causa, se le abría la puerta.
... En tiempos del terrorismo de Estado, las Madres también encuentran un refugio, pero lo encuentran porque había una comunidad que las recibía. No era una cosa improvisada.
Decir “sitio histórico”, me parece que es referirse a algo que deja huella en el corazón. Y creo que hemos dejado una huella en el corazón de esta Ciudad, porque lo que nos mueve es hacer memoria del apasionado Jesús de Nazaret, y eso nos pone al lado de los que se apasionan por un sueño, por una lucha, por otra Argentina posible, ya sea en la década del ‘70 u hoy. Entonces, como nos apasionamos juntos, nos hacemos cargo de lo que decimos y hacemos, y asumimos las consecuencias... 
Tengo el regalo y la satisfacción de poder decir que la comunidad –no sólo los curas, sino también la comunidad viva que participa– ha ido sosteniendo de esta manera el hecho de ser Iglesia. 
Voy a terminar con algo de Atahualpa Yupanqui, que tiene mucho que ver con esto: “Los hombres se enfrían por ausencia de espíritu, pero estamos nosotros con pedernal y yesca, con melodías y cantares, altos desvelos y sueños de todo tipo para entibiar las obras de los que no quieren congelarse todavía”. 
Creo que Santa Cruz, como tantos otros lugares, es un sitio donde intentamos soplar y alentar para entibiar estas obras. 

Testimonio del Padre Carlos Saracini, en la Audiencia Publica   para declarar Sitio Histórico a la iglesia Santa Cruz (2007)




5 comentarios ,Deja tu comentario
Adriana dijo...

Por ese sueño, por esa lucha,por esa Argentina que seguimos soñando, por la memoria viva que representa La iglesia Santa Cruz, Gracias!!

Anónimo dijo...

La Iglesia, la comunidad y padres como Carlos hacen que la fe se renueve cada dia, que estemos convencidos que la VIDA es una lucha de todos juntos!! Mil gracias!!

Anónimo dijo...

Por amor a Jesús y mis hermanos, quiero mas curas como estos.Mónica M.

Ana dijo...

"El padre me ama
porque yo doy mi vida
para recobrarla.
Nadie me la quita,
sino que la doy por mi mismo.
Tengo el poder de darla
y de recobrarla:
este el el mandato
que recibí de mi padre"
Juan 10-17/18
La memoria recupera, mantiene viva la llama de aquellos que dieron su vida, por buscar con dignidad un familiar ó un mundo más justo.
Santa Cruz en momentos de terror de la Argentina,supo poner la "lámpara sobre la mesa", que las generaciones venideras sepamos mantener encendida esa luz.
Un fuerte abrazo!
Ana Zampini

Anónimo dijo...

Gracias padre Carlos, por mostrarnos que la Iglesia puede ser pueblo
Ana